lunes, 25 de mayo de 2009

The Clash - London Calling (1979)


Empieza el 2009. Los años terminados en nueve parecen estar en el medio de la nada. Mi abuelo siempre insistió que si cumplía 9, en realidad tenía 10 y jamás se cansó de repetir que así era como se contaba en el campo.
Más allá de las creencias rurales, los años terminados en nueve suelen ser momentos de revisión, resumen y testimonio de la década que está terminando, y al mismo tiempo, sirven para presagiar cómo vendrá la década próxima.

Al mirar las décadas pasadas con la distancia que nos da el tiempo podemos entender con mayor claridad hitos musicales que este año cumplen décadas. Haciendo eco del espíritu revisionista del fin de década, en esta nueva sección de No Solo Ruido queremos pasar revista a los discos de la última cincuentena, que fueron lanzados en años como este, terminados en nueve. Más de algún imprescindible está en la lista. Muchos, en realidad.

Descubre cuál es el primer disco que reseñaremos en esta nueva sección, después del salto.



Es practicamente imposible hablar de la historia del rock sin pasar por este disco. London Calling, de The Clash, lanzado al mercado inglés en diciembre de 1979 es un imprescindible en cualquier colección de un fan del rock, un disco cuya intensidad se deja escuchar en sus 65 minutos de punk con giños al rockabilly, reggae, ska e incluso al jazz, un álbum que ya es parte de la mitología del rock.Demos que se creyeron perdidos para siempre, una carátula icónica (homenaje al primer disco de Elvis Presley), engaños a la disquera para vender el disco a menor precio, ovaciones de los fans, respeto y aplauso de la crítica, y canciones con mucha, mucha fuerza, que versan sobre la guerra civil española, traumas de infancia, corazones rotos, política, desencanto al sistema, fascismo, entre otros tópicos. Tres meses de ensayo y un par de semanas en estudio que generaron este mito, un infaltable en los primeros lugares de cualquier lista de los mejores discos del último siglo. Durante el ‘79 The Clash ya gozaba la reputación de ser una de las mejores bandas de rock del momento. Las expectativas puestas sobre ellos eran altísimas y no decepcionaron.
Las canciones de London Calling son una apología a la rebelión del rock. Suena ambicioso, enérgico, sutil, triste, alegre, conmovedor, pero por sobretodas las cosas, vivo. Incluso escuchándolo ahora, a treinta años de su primera edición, suena tan fresco como debe haber sonado en diciembre del ‘79. Basta oir la primera canción, que le da nombre al disco, un desgarrador Joe Strummer canta “The sun is zooming in/Meltdown expected, the wheat is growing thin” (El sol acercándose, el derretimiento esperado, el trigo crece mas delgado) para que esa frescura nos haga sentido.Cada canción en una narración única en sí misma y entre todas forman un gran conjunto. Es un disco complejo tanto en lo musical como en lo narrativo, y es en esa complejidad donde se aleja del punk más talibán y se acerca a las grandes ligas del rock, y crea un lazo con quienes lo escuchamos. The Clash no son estrellas del punk, son chicos como uno que cantan sobre lo que nos molesta y nos inquieta, se muestran frágiles y accesibles, en detalles como el “I’m so nervous” al cierre de Lovers rock, el dejar cantar The Guns of Brixton al bajista Paul Simonon, o el sosiego de la voz de Strummer en Lost in the supermarket.
En el 2004 lanzarían una edición de lujo que incluye el demo que se creyó durante 25 años perdido, luego de que olvidaran la supuesta única copia en un tren. A principios de dicho año Mick Jones (guitarrista y compositor de la banda) encontraría una copia que ninguno de los integrantes sabían que existía, los que llamaron The Vanilla Tapes.
La crítica en todas partes del mundo instantáneamente se encandiló con el tercer disco de los británicos, dándoles en la mayoría de los casos, las máximas calificaciones. Fue también el más vendido, con dos millones de copias alrededor del mundo. London Calling es considerado el punto más alto de la carrera de la banda, y su influencia se puede resentir en bandas tan disímiles como Arcade Fire, Cypress Hill, The Strokes, Rage Against the Machine y una larga lista que suma y sigue.

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