La música cósmica está de moda. No hay más que ver lanzamientos del año pasado como el de Lindstrøm, un compendio de italodisco, electrónica, kraut rock, minimal y pop que llegó a entrar en nuestra lista de lo mejor del año. Siendo así, es un placer enfrentarse al disco de La Prohibida -que ya nos había demostrado que podía hacer canciones de lo más dignas en ‘Flash’- y darse cuenta de que ha sido capaz de adaptar estas propuestas a su manera. Y lo que es mejor, con bastante desparpajo, demuestra una vez más que no hay que enfrentarse a las discos con prejuicios ni coartadas súper intelectuales.
Por si esto fuera poco, un vistazo a la sección de productores ejecutivos nos demuestra que La Prohibida se lo ha tenido que currar buscando mecenas para su nuevo disco. Y es una suerte, porque el disco en sí es una pequeña joya, especialmente en su diseño. Continuas referencias al espacio, los astronautas y la Unión Soviética van fenomenal con unas canciones que tratan aproximadamente los mismos temas.
Y esa es la segunda pequeña joya a descubrir de ‘Sr. Kubrick, ¿qué haría usted?’, las letras. Sorprende que muchas de ellas estén co-escritas por Nacho Canut, que ya quisiera haber contado con este material para, por ejemplo, ‘Absolutamente’. Temazos como ‘Terechkova’, ‘La química me ha dado lo que tú no me das’ o ‘Sr. Kubrick, ¿qué haría usted?’ no pasan desapercibidos. Aunque si hay que quedarse con una, esa sería ‘Nunca más’, un dúo con Spunky francamente desolador que es una verdadera delicia.
Evidentemente, también hay algún patinazo. La inclusión de, por ejemplo, ‘One Way Interrail’, una canción que no aporta absolutamente nada, y que además rompe el sentido conceptual del disco, no ha sido precisamente un acierto. Lo mismo pasa con los tiempos del disco: casi cincuenta minutos de LP terminan haciéndose demasiado largos para un álbum que debería ser algo más facilón. Errores mínimos que no deslucen el resultado final.
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